Chile es una tierra de extremos. Está situado a lo largo de la costa occidental del cono sur de Sudamérica, entre el segmento más largo de la Cordillera de los Andes y el Océano Pacífico. Abarca desde el desierto más árido del mundo hasta terrenos inmensos de glaciares, logrando impresionar a través de sus 4.300km de longitud con sus diversos paisajes. Se puede apreciar sus dunas, valles fértiles, volcanes, bosques ancestrales, glaciares enormes y sus maravillosos fiordos. Comparado con Europa, Chile cubriría toda la distancia entre el norte de Noruega y el Desierto del Sahara.
Chile cuenta con una excelente reputación en la vinicultura. Antes de que el vino se convirtiera en un producto de exportación, las humildes barricas tenían su lugar en todas las mesas chilenas y los abuelos cuidaban los huertos de los traspatios. Se ha convertido en un productor mundial que atiende a paladares cada vez más sofisticados. Tintos intensos, blancos crujientes y rosados florales: hay una variedad que se adapta a cada ocasión.
En Chile, la aventura es lo que sucede en el camino hacia la aventura. Pasea por la gruesa grava de la Carretera Austral y termina compartiendo un ferry con todoterrenos y carretas, o da un giro equivocado y encuentra el paraíso en un huerto anónimo.
Se pueden hacer planes, pero intente estar igualmente abierto a la experiencia. Los locales nunca se apresuran. Los patagónicos chilenos tienen el dicho “El que tiene prisa pierde el tiempo”, el cual le serviría de mantra al viajero.